domingo, 12 de septiembre de 2010

Arquitectura: El Nuevo Acuario de Batumi, un portentoso megalito contemporáneo

Siempre es emocionante encontrar edificaciones que proponen soluciones originales, el Nuevo Acuario de Batumi, una vistosa estructura, inspirada en las pequeñas piedras que cubren las costas del Mar Negro, es una de ellas. 




Ya desde la segunda década del siglo XX, arquitectos como el danés Jørn Utzon empezaban a labrar el camino de la arquitectura contemporánea, con obras que, si bien son perfectamente funcionales, su solución arquitectónica le da primacía al valor de los sentidos, como en el caso de la Ópera de Sidney, construida en la década de los sesenta. 



Treinta años más tarde el arquitecto de origen canadiense Frank O’Gehry, también aludiría a la belleza de los efectos y los gestos plásticos en el Museo Guggenheim de Bilbao, obra que transformaría la manera de concebir la arquitectura al proponer una nueva forma de proyectar, producir y entender los edificios. 


A raíz del denominado “Efecto Guggenheim”, ha quedado claro que el carácter discursivo de las construcciones no sólo depende del concepto o del apego a un protocolo funcional; la imagen puede ser el argumento fundamental de la arquitectura. 

Después del Guggenheim, la fantasía y la excentricidad, si el presupuesto lo permite, no tienen límites, ya que la originalidad o grandilocuencia de una obra puede ser la coyuntura perfecta para la creación de un ícono regional y de un importante atractivo turístico. 

De tal suerte, los arquitectos del nuevo milenio no ceden ante la posibilidad de argüir en favor de lo estético, por ello, con mayor frecuencia podemos encontrar proyectos cuyas soluciones, sin cortapisas, se orientan hacia los valores perceptivos y sensoriales de la arquitectura. Las complejas estructuras, de geometrías difusas, formas redondeadas y lúdicas configuran uno de los panoramas de la arquitectura del presente siglo. (Extraído de Boletín de Arquitectura,2010)